Aprendizaje y lenguaje: aplicación a la clase de pilates

por Andrea Fuente Vidal

El presente artículo responde a una reflexión personal, fruto de mi práctica diaria como profesor de pilates. Estas líneas nacen sin más pretensión que lanzar ideas que tal vez pudieran ser útiles e invitaran a la reflexión a todos los que tuvieran la voluntad de leerlas.

Una de mis principales inquietudes dentro del proceso de enseñanza es facilitar a la persona la aprehensión de los conceptos que le permitan entender en profundidad, y por tanto beneficiarse en toda su amplitud de los cambios realmente hondos, y a todos los niveles, que la práctica del método pilates puede ofrecer. Pienso que esto, que aparentemente es obvio y desde luego deseable, no siempre es tenido en cuenta en el contexto de una clase. Y que a veces nos perdemos más en detalles de ejecución y conceptos similares, que aunque obviamente no carecen de importancia, me parecen mucho menos significativos.

Como mentor de Polestar he tenido que pasar por una serie de requisitos entre los cuales había una tarea que me resultó altamente interesante. Consistía en grabarte mientras dabas clases para obtener información acerca de tu actitud corporal, tu forma de hablar, el tono empleado, etc. Como resultado del ejercicio, que repito cada cierto tiempo desde entonces, observé que aunque la mayoría de mis indicaciones en clase son positivas e invitan a experimentar el aprendizaje optimistamente, había un pequeño porcentaje de frases en negativo en las cuales explico a mis alumnos lo que no tienen que hacer. Caí en la cuenta de que esto con un poco de atención es fácilmente modificable. Por ejemplo: en vez de decir no muevas el tronco” puedo decir “prueba a mantener el tronco en la misma posición”, o en vez de “eleva los brazos sin abrir las costillas” puedo decir “procura mantener las costillas cerradas mientras elevas los brazos”. (Cosas por el estilo. Invitaciones a experimentar, afirmaciones, instrucciones enfocadas en los cambios positivos).

Y como por arte de magia, de repente me hago plenamente consciente de cuántas veces a lo largo de cualquier proceso de aprendizaje en mi vida he recibido indicaciones de este tipo. Que aunque no son aparentemente malas, encierran en sí mismas limitaciones. Realmente esta forma de comunicación, absolutamente habitual y aceptada, enfoca a las personas en no errar; simplemente en evitar lo incorrecto. Impide centrarse en los resultados positivos de la enseñanza, roba la motivación adecuada para vivir de forma alegre el proceso de aprendizaje, restringiéndolo a un mero no fallar, a simplemente evitar hacerlo mal.

Estoy convencido de que esto por sí mismo ya es un gran obstáculo a la hora de aprender a ejecutar correctamente los ejercicios de pilates. Pienso que el miedo a hacerlo mal, a no estar a la altura, a sentirse juzgado (incluso por uno mismo), genera un estrés y una tensión en el cuerpomente capaz de limitar seriamente la ejecución de los ejercicios. A mi forma de ver, en la tarea del aprendizaje, cometer errores es parte esencial del proceso; y mientras este se produce, la tarea del profesor debiera ser simplemente mantener libre al alumno de cometer deslices que pudieran serle lesivos a la vez que se le invita a experimentar auténticamente y disfrutar sin restricciones de la enseñanza.

Me pregunto cuántas veces los problemas entre las personas están basados en hechos como éste. En la forma en que decimos las cosas, con la mejor intención y cuidando el tono, pero con una construcción del lenguaje que no sirve para mejorar las cosas, sino para crear evitación, limitación y confusión.

Además, todo lo anteriormente citado se puede ver reforzado por la actitud corporal mientras se dicta un ejercicio, la entonación con que se dice, etc.Trabajar más con ello permite crear un entorno, dentro de la clase, que fomente y facilite el aprendizaje. Comunicar entusiasmo con un tono de voz alegre, favorecer la curiosidad del alumno hacia su propio proceso, reforzar su autoestima haciéndole ver cómo su práctica está mejorando, congratularnos de sus logros, etc., son aspectos fundamentales para un aprendizaje valioso y libre de estrés.

Otro aspecto a destacar dentro de este contexto es el aprovechamiento de todos los canales de aprendizaje. Es decir, hacer llegar a nuestro alumno la información a través de canales auditivos, visuales y kinestésicos. Las personas visuales tienden a entender mejor con lo que pueden aprender a través de la vista (como por ejemplo verte haciendo el ejercicio, o trabajar orientando el movimiento con la mirada, o utilizar imagineria sensorial visual, etc.), las auditivas necesitan aprender más desde el oído (utilizando instrucciones más detalladas, trabajar la entonación, el contar, o utilizar imagineria sensorial auditiva, etc.), las kinestésicas necesitan más de la sensación para aprender y fijar lo enseñado (explicaciones, mientras ejecutan el ejercicio, de sensación, de espacio, de peso, y en tocar sus cuerpos para que sientan más fácilmente la impresión corporal del ejercicio).

Vuelvo a repetir este ejercicio de cuando en cuando como forma de auto chequeo y mejoramiento personal en las clases en particular, y en las relaciones interpersonales en general.

¿Quieres probar?

Autor: Fernando Gil Montañez

Certificado en Estudio y Mat por la escuela Polestar

Osteópata

Profesor de Yoga

estudioyogapilates@porvenir14.com

Relacionado con este artículo te recomendamos este otro: Diccionario pilates para principiantes

Y el post de 13 marzo 2015 de Manuel Alcázar en Whynotpilates titulado ¿Hablas el mismo idioma que tus alumnos?

Artículos relacionados